Abrumado por la supremacía del Barsa en la liga de fútbol profesional y amenaza eterna de levantar la orejona en forma permanente, el Real Madrid no dudo en despedazar billeteras para inundar de estrellas su galáctico vestuario.
Conocido que la temporada 2009/2010 culminaba con la finalísima de la Champion en el mismísimo Bernabeu, incorporó a Kaka del Milano y a la vez hacía debutar en la liga al ganador del balón de oro Cristiano Ronaldo desprendido del Manchester, parte por la decisión del Portugués y sobretodo por la oferta económica imposible de resistir.
Conducido desde la dirección técnica por el Ingeniero Pellegrini, llegaba procedente del Villarreal, luego de una etapa brillante que incluyó semis de Europa siendo un equipo de mediana historia. Con 96 puntos finales, récord para la liga, no le alcanzó para superar a los Cule, que terminaron en la cima con la increíble suma de 99 puntos. La suerte se dirimió a favor de los de Guardiola con un 2-0 que sepultó la última ilusión merengue.
Pero el Real había presupuestado todo para disputar la final de Europa en su campo. Por segundo año consecutivo, las esperanzas desfallecían en octavos de final.
El Inter de Mourinho, le ganó al Bayer con dos goles de Diego Milito y se quedó con todo.
Sin darse por vencido, el razonamiento del Madrid para esta temporada fue conciso: mantener el costoso plantel y revalorizarlo con Ozil y Sami Khedira de gran mundial en Sudáfrica, Carvalho del Chelsea y Angel Di María de gran paso por el Benfica pero desvalorizado por lo realizado en el Team de Maradona.
Pero faltaba la tercer pata del proyecto: el DT campeón.
Mourinho no es del paladar de muchos. Está convencido que los jugadores creativos no pueden liberarse de trabajos defensivos. Basta recordar a Samuel Etoo recorriendo la banda derecha en su Inter. Pero los entrenamientos suyos, son exclusivamente con el balón. Su departamento médico y psicológico se encarga del resto. Solo supervisa que el jugador cumpla su entrenamiento físico, pero considera fundamental el reposo y que le pueda dedicar el tiempo necesario a su familia.
No concibe la desconcentración, sabe que hasta eso se puede y se debe trabajar.
El ejemplo mas claro es el holandés Sneijder. Con un paso mas cercano a la pena que a la gloria, Mou lo incorporó gustoso para que comparta plantel con Cambiasso y compañía, luego de dejar al Real. El resultado no pudo ser mejorado: Eje del Inter campeón, jugador de toda la cancha, entendió como pocos o como todos a su entrenador.
Figura en la Holanda subcampeona, top five del mundial, su país se benefició (y vaya como…!!!) de la transformación made in Mourinho.
Quizás sea Angelito Di María quien aproveche y logre el crecimiento futbolístico que potencialmente posee y que el Checho o el que Don Julio señale le saque el jugo en Brasil 2014.
La casa blanca se relame como nunca. Ganarle, por fin, el mano a mano a los de Guardiola en la LFP y el premio mayor: Abrazar a la “orejona” en Mayo próximo…
Primal
(Sin Achique)
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