La noche del martes nos regaló un revivals de aquellos legendarios partidos de Copa.
En el nuevo Libertadores de América, el local Independiente venció a Defensor Sporting de Uruguay por 4 a 2, clasificándose a los cuartos de final de la Copa Nissan Sudamericana.
En un partido sumamente entretenido y jugado a muerte por ambos equipos los de Avellaneda sacaron el gol de ventaja que los depositó en la nueva pantalla de una Copa Internacional, como hace tanto tiempo no sucedía.
Pero no quiero centrarme en el partido, que fue intenso y con final abierto hasta el último minuto de recupero.
En lo que quiero detenerme es en la agresión cobarde, artera y estúpida que recibió el portero uruguayo Silva. Toda la fiesta que hasta esos momentos se vivía en el estadio, por el triunfo que estaba logrando el conjunto local y que los estaba clasificando a los cuartos de final de la copa, se vio empañada por un nuevo hecho de violencia dentro de una cancha del fútbol argentino.
Un energúmeno que se esconde en traje de hincha puso en riesgo la continuidad del juego y de la estadía del equipo de Avellaneda en la Copa Sudamericana al arrojar contra la humanidad del portero uruguayo un cascote que le impactó de lleno en su cabeza produciéndole un corte profundo detrás de su oreja.
Con su cabeza toda ensangrentada el arquero recibió la atención médica pertinente ante la mirada atenta del árbitro, que había avisado a los jugadores rojos que si no podía ponerse de pie suspendía el encuentro. Lo que hubiera significado la directa eliminación de los rojos de la Copa.
Ahora bien, ¿cómo es posible que nadie de la tribuna sur vio al estúpido que arrojó el cascote contra el arquero uruguayo?, ¿Cómo es posible que las cámaras de seguridad que se alquilan al COPROSEDE a $40.000 por partido, no hayan captado imágenes de la agresión porque estaban apuntando a cualquier lado, menos a la tribunas?…¿Cómo es posible tanta inoperancia en la seguridad de los estadios de fútbol nacional?.
Las instituciones del fútbol argentino gastan mucho dinero a la hora de poder abrir sus estadios, pero los operativos de seguridad que se ofrecen no están a la altura del dinero invertido. ¿Qué se debe hacer entonces para que esto mejore?
Los manejos turbios entre la AFA, los clubes y los responsables de la seguridad tanto bonaerense como de la Capital nos hacen pensar que es muy difícil resolver esta situación.
Cuando suceden hechos de violencia en los estadios no se buscan soluciones a los mismos, sino que la medida más drástica que aplican como medida ejemplar y correctiva es la suspensión de los estadios por un tiempo determinado, como si la decisión de clausurar estadios resuelve estas situaciones.
Las medidas que se debieran tomar, tendrían que ser más de fondo que cerrar un estadio, pero el compromiso dirigencial pasa por otro lado…
La historia del martes tuvo final feliz para el pueblo rojo solo por la hombría de bien de este arquero uruguayo que decidió, a pesar del golpe y de perder mucha sangre, salir a jugar el segundo tiempo para dirimir el match sobre el campo de juego y no en los escritorios de la CONMEBOL.
Por lo tanto resalto la hombría, honestidad y Fair Play que mostró el guardavalla charrúa y repudio totalmente el hecho de violencia del cual fue víctima.
Por Gabriel D`Onofrio.
(Sin Achique)
Estoy de acuerdo en todo y tengo para decir dos cosas, yo estuve ahi el martes. Primero el operativo fue vergonzoso, el polacia que me reviso en vez de cumplir su tarea estaba mandando un msj de texto y obviamente si yo hubiera llevado una granada nunca se hubiera dado cuenta. Segundo, me dio mucha bronca los comentarios de varios "hinchas de la hinchada y no del club" insultando al arquero de arriba abajo, ahi me desilusione.... esto no cambia más, ojalá me equivoque.
ResponderEliminarHernán I.